lunes, 25 de marzo de 2013

Web 2.0: De la Sociedad de Consumo a la Sociedad Marketing (Notas de urgencia).


La Sociedad Marketing se ha gestado, sobre la base de la actual Web 2.0 (que quizás en breve sea substituida por la 3.0) y al abrigo del pinchazo de la burbuja puntocom, el 11S y la fase de precrisis (2007-10), al mismo tiempo que la Sociedad de Consumo (Baudrillar) llegaba a su decadencia, es decir, a su momento de máximo esplendor, la fase de hiperconsumo, entre los años 2000 y 2010.
La Web 2.0 es un diálogo democratizado y global, un espacio de construcción constante de identidades y productos, una manera específica de enfocar el ciberespacio por medio de herramientas características basadas en el factor relacional y en la transformación del consumidor en prosumidor: ya no un mero receptor de información y comprador reflejo de mercancías, sino un activo creador a la vez de las mismas mercancías y marcas que consume. Hemos alcanzado un estadio en  el que nos consumimos a nosotros mismos insertos más o menos directamente en los productos que adquirimos o la información que devoramos.

martes, 19 de marzo de 2013

Shame, de Steve McQueen:


No voy a dedicar esta entrada al conjunto de esta película protagoniza por Michael Fassbender; sólo quiero referirme a tres secuencias concretas que quizás puedan pasar desapercibidas, pero que desde mi punto de vista son el verdadero núcleo de la caracterización interna del protagonista, y, por ello, una reflexión más extensa acerca del “trinomio” soledad, sexo y deseo sobre el que se sostiene la historia.
En el minuto 46, justo antes de la cita con su compañera de trabajo –Marianne-, vemos a Brandon Sullivan en la calle, de noche, mirando hacia un edificio en donde se desarrolla una escena de sexo en la que una mujer, apoyada contra el ventanal exterior de una habitación, es penetrada desde atrás por un hombre al que apenas si podemos ver. A continuación, llega al restaurante donde se ha citado con Marianne y, desde el primer momento, la conversación que mantienen revela las enormes diferencias personales que existen entre ellos, especialmente respecto al significado de las relaciones.
En el minuto 60, después de un primer amago de sexo con ella en la oficina, Brandon decide llevarla al mismo hotel en el que vio a la pareja haciéndolo contra el ventanal de la habitación. Pero una vez allí, es incapaz de tener una erección. Se percibe que sus respectivas formas de excitarse son completamente distintas, hasta el punto de que ella lo bloquea en dos o tres ocasiones, intentando llevarlo a un ritmo distinto, más cercano, lo que acaba en un desencuentro tras el que Marianne decide marcharse.
Finalmente, en el minuto 68, enlazada con la secuencia anterior, vemos al personaje de Fassbender reproduciendo exactamente la imagen que había visto desde el exterior, pero esta vez con una mujer distinta.

lunes, 11 de marzo de 2013

Mensajes publicitarios: tiempos revueltos y nuevos paradigmas.



Norit diario. Spot.

Balay, Jubilado. Spot

Nestlé, Quedarte con lo bueno. Spot


Los tres anuncios que abren este post son representativos del momento en que nos encontramos. En sus discursos, descubrimos nuevos paradigmas ya no sólo de marketing, sino de comportamiento de la sociedad hacia la que tendemos, fruto de la crisis y de dinámicas previas que se han ido consolidando y que parece que van a convertirse en fundamentales en un futuro, por lo que se ve, próximo.
El anuncio de Norit está construido sobre una cadena de pensamiento que se puede resumir en tres frases: 1) “Cuando la haces tuya, no importa ni el precio ni la marca; su color, su forma y su aspecto te definen.” 2) “Tu ropa eres tú”. Y 3) El lema final “Larga vida a tu ropa.” Sigue siendo evidente el uso de este tipo de construcciones que enuncian una realidad cerrada sobre sí misma, dentro de su propio discurso, en un manejo de los signos lingüísticos cercanos a lo mágico, al dogma incuestionable que se valida a sí mismo en su mera enunciación, una vez vaciada de contenido la cadena de significantes para rellenarse a continuación de nuevos significados que incidan en los individuos a quienes se dirigen en forma de código conductual. Las palabras dictan su propia realidad gracias a un proceso de constante  metamorfosis de su sentido. Son mensajes lanzados a la realidad del mercado para que operen como mecanismos de conversación e intercambio, como códigos de relación, de nueva relación entre las personas y los objetos (en sus múltiples y plurales combinaciones). Poco importa que, en un análisis que pretenda esquivar esa intención operativa, llegados al fondo de las palabras, ese mensaje encierre no meros contrarios aglutinados para generar una realidad compleja, sino verdaderas aporías que apenas si se sostienen (¿Es necesario detenerse en “Tu ropa eres tú”?), pero que acceden a estatus de realidad gracias a esa cualidad cuasi fantasmal del signo para dejarse vaciar en la dinámica de la sociedad de mercado.